Potes y la Vega de Liébana
A 1 hora del Albergue Paradiso
El municipio de Potes está constituido por la villa de Potes y su barrio de Rases. A pesar de ser el municipio más pequeño de la comarca de Liébana es la capital del conjunto de la Merindad. Potes está en el corazón de la comarca lebaniega, lugar de confluencia de los valles de Valdebaró, Valdeprado, Cereceda y La Hermida.
La mayor parte del territorio municipal presenta importantes pendientes, con el majestuoso telón de fondo de los Picos de Europa, y sólo aparece una franja llana entre los ríos Deva y Quiviesa.

Al abrigo de un microclima de rasgos mediterráneos surge en las laderas bajas un paisaje de huertas y frutales (este clima mediterráneo permite el cultivo de la vid, del nogal, del chopo; con el primero de ellos se elabora el conocido orujo de la zona).
Al ser el principal foco turístico y centro de interés de la comarca lebaniega, la población trabaja mayoritariamente en el sector servicios. La proximidad a Picos de Europa hace de Potes el centro neurálgico del turismo. Domina la localidad la montaña Arabedes (694 m), a la que se puede ascender desde la villa.
¿Qué visitar en Liébana?
GEOLOGÍA DE LOS PICOS DE EUROPA
No te pierdas este artículo: Geología de los Picos de Europa por Miguel Angel Massee Abad (Licenciado en Ciencias Geológicas por la Universidad de Oviedo)
CENTRO DE INTERPRETACION DEL CANTÁBRICO: EL SOTAMA

El Centro de Visitantes del Parque Nacional de Picos de Europa Sotama es un edificio bioclimático dotado de paneles fotovoltaicos y rodeado de árboles autóctonos. Acoge en su interior un núcleo de oficinas administrativas, un punto de información y una exposición interpretativa, donde se recrean los paisajes, ecosistemas, usos y valores más representativos del Parque Nacional de Picos de Europa.
El diseño del centro responde a una estética innovadora, pero utilizando los dos materiales más importantes en la tradición constructiva de la zona: piedra y madera.
Entre los servicios que ofrece el Centro de Visitantes del Parque Nacional de Picos de Europa Sotama destaca la información sobre el Parque Nacional y su entorno, interpretación autoguiada, rutas interpretativas, programas de educación ambiental para centros escolares y visitas guiadas para grupos al propio centro.
TELEFERICO DE FUENTE DÉ

En el extremo sur este del Parque Nacional de los Picos de Europa se encuentra Fuente Dé, base para iniciar recorridos por esta cara de los impresionantes macizos calizos de los Picos de Europa.
Aquí se encuentra el famoso Teleférico de Fuente Dé que eleva en menos de 4 minutos al pasajero a una altura de 1850m ofreciendo unas vertiginosas vistas a la vez que salva un desnivel de 750m. Sin duda es una buena opción para aquellos que quieren darse un paseo por los Picos sin mucho esfuerzo o realizar otras rutas adentrándose más por el parque.
Es recomendable estar a primera hora (9 am) ya que a medida que avanza el día es más probable que la meteorología cambie, entrando la niebla con rapidez e impidiendo contemplar las espectaculares vistas. Además, los fines de semana durante la época estival puede llegar a haber bastante gente haciendo cola para subir.
En el extremo más alto del cable, llamado mirador de Áliva, hay una amplia cafetería que sirve comidas y bebidas además de albergar una pequeña tienda y terraza panorámica.
A pocos km del mirador se encuentra el Refugio Hotel de Áliva.
SANTO TORIBIO DE LIEBANA

Aquellas gentes, portadoras de fe y cultura, hallaron reposo y modo de vida en este recoleto enclave tan eficazmente defendido por la Naturaleza, donde no tardó mucho en desarrollarse uno de los más destacados focos del monacato entre los del Norte de España.
Dice la tradición que, habiendo encontrado el santo fundador resistencia en los lebaniegos, para que le ayudaran a construir la primera iglesia del monasterio, se retiró abatido a los bosques cercanos. Mientras deambulaba sumido en sus meditaciones, topó con la feroz pelea entre un rubusto buey y un gran oso, acercóse a ellos y con sólo la palabra logró el milagro de amansar la ferocidad y ganar la voluntad de las bestias, que consintieron en uncirse juntas para acarrear la piedra con que levantar el sagrado recinto. En sendos capiteles del ábside mayor de la iglesia actual se representan las toscas cabezas de esos dos animales, motivo que se repite en otros tantos del coro, al otro extremo de la nave central.
EL MONASTERIO DE SAN MARTIN DE TURIENO Y BEATO DE LIEBANA
Al pie del colosal macizo rocoso de los Picos de Europa, en el mismo corazón de la Liébana, pronto destacó un monasterio entre los muchos que salpicaron la comarca, el de San Martín de Turieno, acogido a la ladera del monte Viorna. En este cenobio, cuyos orígenes se pierden en la ausencia de documentos escritos, avanzado el siglo VIII surgió un monje de carácter enérgico y nombre Beato, quien dedicó su inteligencia y valor a polemizar con éxito contra la heretica doctrina «adopcionista» sostenida nada menos que por el Metropolitano de España, arzobispo de Toledo, y otros insignes obispos, para asombro y maravillado respeto de los más cultos hombres de la corte de Carlomagnmo y de toda la Europa cristiana.
Muchas copias se hicieron de los textos que escribió Beato, entre los que destacan por la gran notoriedad y difusión alcanzada el conocido con el nombre de Comentarios al Apocalipsis, o simplemente «Beato», cuyos códices fueron enseguida ilustrados con magníficas miniaturas que adornaron las mejores bibliotecas de Occidente.
Además del enérgico Apologético, escribio también un himno asumido por la liturgia mozárabe en que, por primera vez en España, se defendía la idea de la predicación en la Península de Santiago el Mayor, lo que fue premonición y vanguardia del casi inmediato hallazgo de la tumba atribuida al apóstol en Compostela y del orígen de las consiguientes peregrinaciones jacobeas.
SANTAS RELIQUIAS Y CAMBIO DE NOMBRE

La tradición sitúa la fundación del monasterio de San Martín de Tours (en lengua vernácula turieno) en la época visigoda, allá por el siglo VI, cuando el obispo de Palencia, Toribio, andaba por las montañas de Cantabria misionando entre los paganos que entonces las poblaban. No obstante, debió de ser a partir de la invasión árabe cuando fue eriquecido con el aporte de preciosas reliquias traídas desde el Sur, seguramente, tal como relata la Crónica, por los cristianos rescatados a mediados del siglo VIII por Alfonso I de Asturias, en razzias por la Meseta castellana o por quienes les siguieran los pasos. Entre todas las reliquias aquí recogiadas, la más preciada fue siempre la de Vera Cruz, o Lignum Crucis en latín, el mayor trozo conocido de la Cruz de Cristo.
Otro obispo de sede no muy lejana, Santo Toribio de Astorga, famoso luchador contra la herejía prisciliana, había traído abundantes reliquias cuando en el siglo V peregrinó a Tierra Santa, entre las que es posible que se encontrara la Vera Cruz lebaniega, desplazada hasta estas montañas con el propio cuerpo del santo para salvarla de la destrucción árabe. Sea como fuere, la tradición tiene dudas a la hora de identificar al actual patrono del monasterio entre el misionero obispo de Palencia y el peregrino titular de Astorga.
Sabemos que por el siglo XI los monjes de la ya abadía de San Martín de Turieno seguían la regla de San Benito y que entre sus tesoros espirituales se encontraba el cuerpo de Santo Toribio. Durante la siguiente centuria, los documentos conservados denominan indistintamente al monasterio como de San Martín o de Santo Toribio, nombre este último que acabó prevaleciendo. Terminado aquiel siglo, perdió la abadia su independencia, al convertirse en priorato de de la burgalesa San Salvador de Oña.
LAS PEREGRINACIONES
El orígen de la corriente de peregrinos a Santo Toribio de Liébana se pierde en la penumbra de noticias de los lejanos tiempos medievales, pero hay indicios muy tempranos, pronto convertidos en evidencias, de la presencia de gentes venidas de remotas tierras para rendir culto al madero de la Cruz y al cuerpo del santo milagrero, sepultado bajo policromada efigie en medio de la iglesia del monasterio. Es muy posible que fuera ese fervor popular, consolidado por las eficaces intersecciones del santo, lo que motivara el cambio de nombre.
El rey Alfonso XI de Castilla otorgó licencia, en 1.328, para que los monjes de Santo Toribio pudieran recaudar limosna por todo el reino, lo que éstos sin duda, aprovecharían para extender por donde quiera la devoción a su santo patrón. Por aquellos años ya existía en el monasterio un hospital, llamado de San Lázaro, para atender a los enfermos que llegaban buscando la curación en el contacto con las reliquias.
Fue el papa renacentista Julio II quien dio definitiva carta canónica de naturaleza las peregrinaciones cuando, en 1.512, otorgó la bula por la que quedaba establecido el jubileo de una semana a quienes llegaran al santuario los años en que, la fiesta de Santo Toribio coincidiera en domingo. Dicho privilegio fue ratificado por su sucesor León X al año siguiente.
Pero a este monasterio no sólo acudían peregrinos los años de jubileo, sino que, por lo menos desde el siglo XVI, eran muchas las familias de enfermos mentales que hasta aquí viajaban como romeros, en la esperanza de recuperar a sus deudos, dada la fama traumatúrgica para la cura de «endemoniados» alcanzada por el Lignum Crucis y el cuerpo del santo. Además, el santuario de Santo Toribio era final de etapa y jalón en uno de los ramales caminero de las rutas jacobeas, aquel que desde el puerto de San Vicente de la Barquera conducía a los peregrinos al llamado «Camino Francés», con destino a Compostela.
El papa Montini, Pablo VI, en bula concedida el año de 1967, amplió el viejo privilegio del jubileo semanal a todos los dias del año comprendidos entre el de la fiesta coincidente en domingo y la del mismo patrón de La Liébana del año siguiente, tal y como hoy se aplica. Así desde el 16 de abril, día en que se abre la Puerta del Perdón por el obispo de la diócesis, ante la multitud de peregrinos congregados para la ocasión, hasta la consumación de un año completo, las gentes venidadas de todas partes tienen la oportunidad de alcanzar la indulgencia plenaria para la remisión de la pena por sus pecados. Pocos lugares en el mundo cristiano gozan de tales prerrogativas, entre ellos Jerusalen, Roma y Santiago de Compostela. La pia intención de conseguir el jubileo se complementa con la también excepcional oportunidad de disfrutar de unos paisejes, un arte, unas costumbres, una gastronomía y un trato de los hospitalarios labaniegos verdaderamente singulares.
ARTE Y ARQUITECTURA EN SANTO TORIBIO
El primitivo monasterio estuvo rodeado de todo un conjunto de capillas y minísculas ermitas, algunas de ellas semirrupestres, salpicadas por las cercanas cumbres y laderas, donde se retiraban los monjes en sus penitencias. Actualmente pueden visitarse a la vez que se disfruta de umbrosos paseos y preciosos paisajes.
A mediados del siglo XIII se inició la construcción de la actual iglesia, en estilo gótico monástico de sobria influencia cisterciense, sobre la anterior románica, de la que aún pueden verse estimables retos. Consta de tres diáfanas naves, la central más elevada que las laterales, que se rematan por otros tantos ábsides poligonales; todo ello cubierto con bóvedas de crucería.
A los pies de la iglesia se alza robusta torre de campanas y dos portadas de aspecto arcaizante se abre en la fachada meridional. Ya en el siglo XVII se renovó y amplió considerablemente el monasterio, fue entonces cuando se levantó el sobrio claustro de tradición herreriana que hoy podemos contemplar. A comienzos de la centuria siguiente se labró con dineros indianos la primorosa capilla barroca del «Lignun Crucis», rematada por airosa linterna poligonal sobre pechinas.