Vega de Pas


A 20 min. del Albergue Paradiso

vista de la vega de pas
Vega de Pas es una localidad y un municipio de la comunidad autónoma de Cantabria. Se encuentra en la comarca del Pas-Miera, en la cabecera del río Pas. Se encuentra a 358,37 m de altitud y su extensión superficial es de 87,60 km2, lo que en combinación con su numero de vecinos, ha supuesto siempre una densidad de población muy baja y dispersa con respecto a la media regional.

Este municipio posee siete entidades de población: Condolías, La Gureba, Guzparras, Pandillo (y Rucabado), Viaña, Yera y Vega de Pas.

La actividad económica principal del municipio es la ganadería de orientación láctea y derivados, con un sistema de explotación basada en desplazamientos estacionales del ganado hacia pastos de altura, y en la adapatación de la vivienda a las necesidades derivadas de la expotación ganadera.

El retroceso en los sectores primario y secundario hace que las nuevas expectativas se depositen en el sector servicios, en especial en el turismo.

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Al borde del río Pas y a su paso por Puente Viesgo, se alza el Monte Castillo, una elevación caliza de forma cónica que esconde en su interior un intrincado laberinto de cuevas frecuentadas por el hombre durante al menos los últimos 150.000 años.
EEntre esas cuevas, cinco de ellas con manifestaciones rupestres paleolíticas, destaca la de El Castillo, descubierta por Hermilio Alcalde del Río en 1903.
El interior de la cavidad contiene uno de los conjuntos más singulares e importantes de la Prehistoria europea, un referente para la Historia. Sus más de 275 figuras, todas ellas correspondientes a los albores de la presencia del Homo sapiens en Europa, representan un paseo subterráneo por los orígenes del pensamiento simbólico, la mente abstracta y la expresión artística.
Se organizan también talleres para los niños.
Lo que en su día fue el proyecto más ambicioso de España, hoy se encuentra en absoluto abandono. El túnel de la Engaña era la obra más difícil del Ferrocarril Santander-Mediterráneo, una obra de dimensiones colosales para la época en que se llevó acabo, un túnel para ferrocarril de doble vía de casi siete kilómetros de longitud que comunicaba Cantabria con Burgos. En su construcción participaron presos que redimían sus penas con el trabajo, aunque finalmente fue la empresa Portolés y Cia quien lo finalizó.
Debido a presiones políticas el ferrocarril no llegó a terminarse por 30 kilómetros y el Túnel de la Engaña quedó olvidado hasta el día de hoy sin más uso que el de camioneros que lo usaban para evitar el puerto de El Escudo durante los duros inviernos, hasta que debido al abandono el túnel quedó impracticable. Actualmente ha habido varios derrumbes, uno de ellos impide prácticamente cruzarlo ya.
En la boca sur (cerca de Pedrosa de Valdeporres, Burgos), hasta la que se puede acceder en coche sin problema, hay numerosas ruinas realcionadas con su construcción (casa de ingenieros, estación, barracones, etc.) así como un merendero junto al río Engaña y una senda verde.

Vega de Pas y entorno en la Historia de Cantabria

Si tenemos en cuenta que las evidencias del Paleolítico Superior en la Cornisa Cantábrica, son de las más numerosas e importantes del mundo; ¿Cómo es que el Paleolítico Inferior es comparativamente mucho más pobre? Resulta paradójico que los primeros vestigios de presencia humana en la cornisa cantábrica comprendan niveles excesivamente modernos con respecto al resto de la Península. La demora es realmente notable, teniendo en cuenta que abarca sólo desde el final del Paleolítico Inferior, rondando los 100.000 años, mientras que en la Península casi se alcanza la profundidad del millón de años. Y la sorpresa es incluso mayor al observar que la zona en donde aparecieron los restos humanos más antiguos de Europa se encuentra a menos de un centenar de kilómetros de Cantabria, en Atapuerca, a unos 15 kilómetros de Burgos, con una profundidad de 800.000 años.
Se desconoce cuando se produjo la llegada de los primeros humanos a estos parajes, no obstante podemos establecer referencias de ocupaciones en territorios relativamente próximos, pero siempre manteniendo las distancias y no estableciendo comparaciones absolutas. A una treintena de kilómetros de Vega de Pas, nos encontramos con el conjunto arqueológico del Monte del Castillo, en Puente Viesgo, que contiene los elementos más antiguos de la prehistoria de Cantabria datados entre hace 80.000 y 120.000 años. Algunas ocupaciones prehistóricas documentadas, relativamente cercanas, que podemos citar son: Cueva Morín, La Peñona y El Oso, en Villaescusa; EL Pendo en Camargo; La Garma en Ribamontán al Monte; Horno de la Peña y Sovilla, en San Felices de Buelna; Las Cascajosas y Covallarco en San Roque; El Salitre, Cueva Bona, Rascaño, El Puyo y Llerado en Miera; La Llosa en Obregón de Villaescusa; conjunto megalítico de Quintana, en Toranzo; enterramientos neolíticos en Villanueva de Villaescusa; y como no, aunque un poco más alejadas, la importantísimas Cuevas de Altamira y sus asombrosas pinturas magdalenienses.
De la Edad del Bronce se ha descubierto un hacha del tipo de talón y dos anillas, en el valle glaciar de Lunada, aproximadamente a 800 metros sobre el nivel del mar. Está constituido por una aleación de cobre, estaño y plomo, con un peso de 5167 gr.
Nuevas intervenciones de campo han demostrado que la ausencia de ocupaciones humanas antiguas en la zona norte de la Cordillera Cantábrica, no era debida a la inhospitalidad del terreno, sino a una falta de estudio de este área, donde han aparecido recientemente castros como el de la Espina del Gallego y el Campamento de Cildá, ambos en la divisoria de los valles de Toranzo e Iguña, o como el castro de La Garma, en Omoño, Castril Negro, en Peñacabarga, etc.
Los cántabros junto con los astures, fueron los últimos pueblos peninsulares en ser sometidos por Roma, será en las Guerras Cántabras entre los años 29 y 19 a. C., de las que tenemos evidencias arqueológicas bien cerca de la zona que nos ocupa, en los restos del castro de la Espina del Gallego, importante zona de acceso al a provincia, con los campamentos de Cildá, el Cantón o La Collada, en Tarriba (San Felices de Buelna).
Tras la Pax Romana, en el 19 a. C., los romanos intentaron colonizar la zona estableciendo importantes núcleos como Julióbriga, en Retortillo (Reinosa), o Flavióbriga, en Castro Urdíales. Hicieron que los cántabros abandonasen sus castros y se estableciesen en los valles, y explotaron sus minas transportando el mineral por los numerosas calzadas y puertos marítimos que fundaron para ello. A pesar de todos los intentos, la zona norte sería la menos romanizada de la Península, encontrándonos con restos de cultura indígena hasta bien entrado el Imperio. Lo único que cabe destacar de tal influencia, es la pérdida de su lengua sustituida paulatinamente por el latín. Por ello, con la caída del Imperio en el siglo V, y la anarquía favorecida por la entrada de los pueblos germanos, los cantabros recuperarían su independencia y antiguas tradiciones. Ni siquiera el cristianismo arraigaría, hasta que en el siglo Vin, la presión de la cultura musulmana y la acogida de gentes del sur más cristianizadas, lo hicieron viable.
Existe una leyenda, heredera de la tradición oral, en la que se cuenta cómo en la divisoria de los Montes de Pas con Valdeporres, Caesar Augusto sobrevivió milagrosamente a la caída de un rayo que acabó con la vida de su auriga. Algunos autores como el catedrático Arnaldo Leal, afirma que tal «…tradición de San Pedro del Romeral debe fundarse en algún hecho verdadero, pues en una casa antigua del citado municipio se ha encontrado una moneda a efigie de Cesaraugusto». La tradición puede ser cierta o no, pero no es recomendable basar su certeza en el hallazgo de una moneda imperial, puede encontrarse fuera de su original contexto o ser simple casualidad, un factor muy apremiante en el estudio histórico.
Otra historia legendaria de este tipo es la que cuenta el vicario de La Vega, Sr. Fernández Alonso, al Geógrafo don Tomás López a finales del siglo XVIII, parece ser que a partir de la Chronica de los Príncipes de Asturias y Cantabria, escrita en 1681 por el Padre Sota. En ella se alude a una batalla de las Guerras Cántabras, con 320 hombres en cada bando, y en la cual los cántabros obtendrían una importante victoria frente a los invasores, pactando una paz, en latín Pax, que algunos estudiosos han intentado relacionarlo con el actual término de los Montes de Pas.
En la Alta Edad Media se originaría, de la mano de Alfonso I de Asturias (739-757), Duque de Cantabria, el proceso de reconquista de los territorios ocupados por los musulmanes, proceso que inició su suegro Don Pelayo, un noble visigodo que había vivido en Córdoba, en la Batalla de Covadonga del 722. La zona norte acogería a refugiados cristianos, formándose en torno a los monasterios e iglesias, las diferentes comarcas cántabras. No obstante, hubo zonas que permanecieron despobladas, debido a su morfología hostil y a una climatología que desfavorecía la práctica de una agricultura tradicional, se trata de los valles del Nansa y Saja, y de la zona alta de los valles del Pas-Pisueña, Miera y Asón, en donde unos siglos más tarde se establecería la famosa población de tipo pasiego.
Se conoce muy poco sobre los pasiegos antes del año 1011, momento en el que nos encontramos con el Conde de Castilla Sancho García y su mujer doña Urraca, donando al monasterio benedictino de San Salvador de Oña, con motivo de su fundación, amplios territorios de la actual Cantabria, que se extendían desde Sámano a Santoña, llegando a Cabarga y desde allí hasta los despoblados de los «montes de Pas» y sus cabeceras, para que los hombres libres de Oña pudieran hacer transitar libremente a su ganado por estos territorios, y disponer libremente de los pastos, del agua y de las majadas.
El convento fue fundado por el citado Conde y estaba ocupado por monjas cuya abadesa era doña Tigridia, hija del propio Conde don Sancho, y por una capellanía de monjes, hasta que Sancho III el Mayor de Navarra suprime la Comunidad de monjas en el año 1033 e introduce monjes de la regla cluniacense.
No se menciona en los documentos, la existencia de habitantes en las Montañas de Pas, tan sólo recoge una donación que el Monasterio aprovechará durante siglos, ejerciendo también la jurisdicción eclesiástica de esas tierras junto con el cabildo de Espinosa y el prelado de Burgos, hasta la creación de 13 Diócesis de Santander en 1745. A Burgos le es concedida tal licencia con el privilegio, atribuido a Sancho II, concedido al obispado de Burgos en el año 1068.
A partir de la concesión de estos privilegios será cuando se comiencen a colonizar los vslles de estos montes tal y como nos confirman los estudios arqueológicos de la zona, dejando desiertos aún el alto Miera y el alto PAS, así como las montañas de Toranzo, Carriedo, Trasmiera, Soba y Ruesga. Estas últimas se verán repobladas entre los siglos XII y comienzo del XIV mediante una intensa actividad de tala y roza. En lo que respecta a la ocupación de Vega de Pas, lugar al que se refiere nuestro estudio, el Libro de las Merindades de Castilla, usualmente denominado El Becerro de las Behetrías, manuscrito redactado a instancias de Pedro I el Cruel en 1352, afirma «La Vega: estos son logares yermos de Castilla vieja», por lo que entendemos que el topónimo existía, pero se refería a lugar de pasto sin asentamientos estables. Es obvio que los montes de Pas estuvieron ocupados por pastores trashumantes desde tiempos antiguos, pero el establecimiento de una colonización estable será mucho más tardía. En un privilegio de 1396, llamado de Herbaje, Enrique III el Doliente traspasa los derechos de pasto del entorno pasiego, a la villa de Espinosa de los Monteros. En este documento se puede observar claramente esta inestabilidad ocupacional, cuando afirma que sus habitantes pueden hacer uso de los pastos y ríos y «…duerman en los tiempos que lo hubieren menester», llegando a calificar los Montes de Pas como «montañas brabas (sic) e desiertas».
En definitiva, las Tres Villas Pasiegas no sufrieron un proceso de señorialización como el de las comarcas vecinas, y conservarían su condición de realengas, a pesar de verse que a veces se hacen donaciones de pasto en sus tierras, e incluso que haya propiedades en manos de algún linaje. Esta ausencia del proceso de lucha señorial, provocará que en Vega de Pas no se erijan torres defensivas ni posteriormente se construyan casonas de ningún linaje, edificaciones ambas muy comunes en el resto del territorio cántabro, por lo que atendemos a otra de las particularidades del territorio.
Por fin, en el año 1539, nos encontramos con el primer documento que hace referencia a núcleos habitados en Vega de Pas; se trata de una sentencia del obispado de Burgos, en donde se recoge la fundación de la iglesia de Nuestra Señora del Patronato en «La Vega», en torno a lugares en lo que “…hay muchos vecinos que viven en ellos en invierno y verano y están y han estado muchos días sin clérigos». A partir de aquí, el asentamiento debió crecer gradualmente a juzgar por la decisión del Arzobispo de Burgos en 1576 de establecer dos clérigos en Pas; uno en la Vega y otro en San Pedro del Romeral, primera noticia documentada que tenemos de esta última villa.
Posteriormente se erigirán nuevos lugares de culto en tomo a tes que se irá asentando aún más la población, tal y como había sucedido en la repoblación del resto de Cantabria durante la Alta Edad Media. Entre ellas la Iglesia de San Roque de Riomiera, las ermitas de San Antonio y San Juan en la Vega, la de Nuestra Señora del Rosario en San Pedro y la de Nuestra Señora del Resconorio; documentadas todas ya por Pedro de la Escalera Guevara en 1632, obra en la que se estima una población de unos 2.500 vecinos en las tres villas.
Con toda certeza, la fecha más trascendental, tanto en la historia de Vega de Pas como en la de San Pedro y San Roque, es el año de 1659, en el cual la zona pasiega del norte de la Cordillera Cantábrica, conseguirá desvincularle de Espinosa de tes Monteros y obtener el Privilegio De Villazgo.
A lo largo de tes siglos XVII y XVIII, y debido al incremento demográfico atestiguado en los padrones, los pasiegos van a ir difundiéndose por las cabeceras de tes valles vecinos: Toranzo, Carriedo, Soba, Ruesga y limite sur de Trasmiera (Liérganes, Aisas, Fuentes las Varas…). La mayoría de las veces la ocupación se realizaba por medio de una presura de carácter ilegal que con el tiempo se iría regularizando. La expansión parece deberle a una necesidad de pastos que induciría a un tipo de explotación de signo intensivo e individual, reflejado desde finales del siglo XVI y principios del XVII.
A partir del siglo XVI se produce en tierras pasiegas la expansión del cultivo del maíz, una práctica precoz respecto a otras zonas. En el Privilegio de Villazgo se hace mención a molinos de pan y maizales. Según datos del Catastro del Marqués de la Ensenada, parece ser que a mediados del siglo XVIII aproximadamente el 10% del terreno pasiego era cultivado con maíz a juzgar por la gran cantidad de molinos fluviales en esa época, más de un centenar a lo largo de los ríos pasiegos.
A finales del siglo XIX. se intorduce la vaca holandesa, de mayor producción lechera, que hizo fortalecer una economía decididamente orientada hacia la ganadería. La necesidad de más pastos harán que se acelere el retroceso de tas plantaciones de maíz.
Desde los albores de Cantabria, con el establecimiento de la Diócesis de Santander en 1754 y la constitución en 1778 de la Provincia de los Nueves Valles de Cantabria, los Montes de Pas se han posicionado hacia la provincia cántabra. En 1821, la nueva división administrativa del Trienio Constitucional (1820-1823), originará la aparición de municipios, entre los que se encuentran los pertenecientes a la antigua jurisdicción de los Montes de Pas: Vega de Pas, San Roque de Riomiera y San Pedro del Romeral. Al dividir los partidos judiciales se rompe el territorio: Vega y San Pedro quedan adscritos al de Ontaneda; San Roque al de Liérganes.
Poco después, con la nueva división provincial española de Javier de Burgos en 1833, se ratifica un distanciamiento bastante anterior de las Tres Villas con respecto a Espinosa de los Monteros, aunque su vinculación cultural y económica seguirá siendo latente. Vega de Pas se convirtió en Ayuntamiento Constitucional a partir de 1835.
El proceso se selló cuando en 1981 y en 1983, se conforman las respectivas Comunidades de Cantabria y Castilla León, estableciéndose centros de poder cada día más distantes.

«A mediados del siglo XIX, el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar, Editado por Pascual Madoz entre 1845 y 1850, -Diputado, Gobernador, Presidente de las Cortes y Ministro de Hacienda, aunque más conocido por su polémica Ley de Desamortización-, de 16 gruesos volúmenes, ocupó un espacio significativo en la evolución de la estructura de la administración territorial hacia la modernización. Describía prácticamente cada pueblo de España, información a la que acudirían todos los nacionalismos, regionalismos y localismos que emergieron en el último tercio del siglo XX. En este diccionario nos encontramos con la villa de Vega de Pas:»

«Con Ayuntamiento en la Provincia y diócesis de Santander (7 leg.), Partido Judicial de Villacarriedo, Audiencia Territorial y Capitanía General de Burgos. Situada en unos estrechos valles entre montañas; su clima es templado; sus enfermedades más comunes pulmonías y pleuresías. Tiene unas 300 CASAS distribuidas en 4 barrios o grupos principales llamados Viaña, Yera, Pandillo y Gurueva; la consistorial; Escuelas de primeras letras dotada de 2.200 rs.: Iglesia Parroquial (Ntra. Señora de la Vega) servida por tres curas beneficiados de provisión del ordinario en patrimoniales; 2 ermitas (Ntra. Señora del Carmen y San Antonio Abad), y buenas aguas potables. Confína con San Roque, Valle de Carriedo, Espinosa de los Monteros, San Pedro el Romeral y Valle de Toranzo. EL TERRENO es de mala calidad’, pero muy apropósito para el arbolado; por él corren las aguas de tres pequeños ríos que nacen en el término y montañas que limitan con la provincia de Burgos, los cuales reunidos forman el llamado río Pas. Los CAMINOS son locales: recibe la correspondencia de Torrelavega. PRODUCTOS: maíz, alubias y pastos; cría ganados, caza mayor y menor, y pesca de truchas anguilas y algunos salmones. INDUSTRIA: algunos molinos harineros, y el tráfico de paños, lienzos y otros efectos».
Por esta misma época, eran célebres en «La Vega» las tres ferias de ganado que se celebraban todos los meses excepto en junio y julio. Aparte de estas reuniones regulares se desarrollaban otras extraordinarias como la del día San José, 19 de marzo, la de San Miguel, a finales de Septiembre, o las del 20 y 21 de noviembre, denominada la Fiesta del Ferial. De todas ellas nos habla el Historiador decimonónico Gregorio Lasaga Larreta en 1865.
El 20 de agosto de 1894, Don Enrique Baldomero Diego Madrazo Azcona y Arroyo, Catedrático de Patología Quirúrgica en Barcelona, nacido 44 años antes en Vega de Pas, funda en dicha villa un sanatorio que lleva su nombre. Dos años después lo cierra para inaugurar otro en Santander con la finalidad de expandir el conocimiento de la cirugía moderna. Más tarde, en 1910, en el antiguo sanatorio funda las Escuelas Públicas y Laicas de Vega de Pas.
La reconversión del sector económico en Cantabria, generada desde finales del siglo pasado, ha sido realmente traumática, ha desplazado a unos antiguos modelos que consiguieron llevarnos a ser una de las provincias más prósperas de la Península. La minería, la siderurgia y la ganadería eran las grandes protagonistas del despegue que se venía sufriendo, las dos primeras pierden su razón de ser, la minería hace tiempo, la industria hacia los años 80, cuando agoniza obsoleta ante una modernización demasiado tardía para ser viable.Paradiso-ladera-pas
Con la anexión de España a la Comunidad Económica Europea, y su calificación como excedentaria en leche y carne, se ha generado una drástica reducción del sector ganadero, con el consiguiente crecimiento del desempleo y despoblación rural de los valles interiores, como los del alto Pas. El ganado y las tierras se han depreciado, la venta de sobaos y quesadas artesanales se ven retraídas con el desarrollo de la fabricación industrial, las cabañas se venden y el paisaje se ve acosado por el interés en el establecimiento de parques eólicos y en la construcción de una polémica presa en el Pas.
El retroceso en los sectores primario y secundario hace que las nuevas expectativas se depositen en el sector servicios, en especial en el turismo. Cantabria dispone de innumerables reclamos para el turista, muchos de ellos explotados desde hace ya años, otros comienzan a desarrollarse, en ocasiones ayudados por programas específicos como el «leader» o el «Proder», tal es el caso de la comarca Pas-Pisueña.
Sin lugar a duda, uno de los entornos que más destaca en esta nueva oferta de turismo es el pasiego, en donde se puede disfrutar de un contacto directo con un medio natural y paisajístico con personalidad propia. Esta nueva dirección ha provocado la venta de numerosas cabañas excedentarias también del actual sistema ganadero, que en su mayoría se destinan a segunda vivienda y se reforman con las mayores comodidades que se pueden permitir. Estas ventas y reformas incontroladas han hecho saltar la alarma entre los conservadores, que proponen un Plan Especial de Protección de los Montes de Pas, para regular estas intromisiones foráneas.
El valle de Pas es un entorno rico en cultura gastronómica, prueba de ello es que varios de sus productos, tanto por la calidad de sus ingredientes, como por el tradicional modo de prepararlos, han pasando a formar parte de la historia culinaria de nuestro país.
En Vega de Pas se pueden encontrar varios restaurantes regentados por una misma familia, algunos desde hace generaciones, que preparan sus platos de un modo tradicional con antiguas recetas de sus antepasados. A la capital pasiega hay que ir a probar un buen cocido montañés, una buena carne de cordero o sus famosas truchas del Pas, por no hablar de sus famosísimos postres: los sobaos y las quesadas pasiegas. Estos dulces son el plato estrella de la zona.
Lo más recomendable de la gastronomía de Vega de Pas, es disfrutar del sabor autóctono de los platos en sus restaurantes, para después compartir el paisaje y los olores del aire puro del que se nutren los productos pasiegos.

  • Las fiestas patronales de Nuestra Señora de la Vega es la fiesta de mayor relevancia para los pasiegos. Se celebra el 8 de Septiembre. Estas fiestas tienen una arraigada tradición en muchas de sus actividades, sin duda símbolo de su identidad, como son el salto del pasiego, la modalidad bolística de bolo pasiego o las carreras de burros, recientemente recuperadas. Presenta una concentración ganadera, la actuaciones de piteros y santa misa en la iglesia parroquial. Por las noches, lromerías y verbenas.
  • En octubre se celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Soledad en el barrio de La Gurueba.
  • Fiesta de la Ascensión (19 de Mayo).
  • Fiesta de Corpus Christi (9 de Junio).

fiestas de vega del pas

El cuévano

Uno de los utensilios más característicos de los pasiegos es el Cuévano, un cesto de forma cilíndrica, más ancho por la boca que por el fondo, que en la zona también lo llaman Cuíno o Canastru. Se construye a base de tiras, llamadas varizas o vañizas de avellano, castaño o sauce, cortadas siempre en luna menguante para así evitar la polilla y desbastadas por medio de un instrumento llamado Rasoria.
Dos tiras trenzadas en forma de abrazaderas, denominadas aquí brazaleras o braciles, permiten llevarlo a la espalda apoyando todo el peso sobre los hombros y, al mismo tiempo, dejar las manos libres para cualquier otra labor.
El paisaje abrupto por el que tienen que desenvolverse, repleto de abultadas pendientes, regatillos, escollos y demás dificultades, impide el uso de cualquier ingenio mecánico que facilite el transporte, por ello, un recipiente que posibilite además la libre disposición de las manos y que permita una buena carga sobre los hombros, ha resultado una buena opción, sobre todo a la hora de realizar la muda.Su uso era tan habitual que pasó a formar parte de la vestimenta típica.