Cuenca del Río Saja


A 20 min. del Albergue Paradiso

cuenca del saja
El río Saja, nace al norte de Cabuérniga, en los altos Puertos de Sejos, en la vertiente de la Sierra del Cordel, a 1.700 ms de altitud, de dos pequeños torrentes (el Corba y el Diablo), que se unirán pronto, encajonándose en una estrecha cuenca; a veces (desde el puente del Pozo del Amo, donde se incorpora el río Infierno, en el Puerto de Palombera), descendiendo en impetuosas cascadas, entre masas forestales de hayas, robles, fresnos, olmos, o abedules, en plena Reserva Nacional del Saja-Besaya.

Atraviesa la carretera que va a Reinosa, y pronto divide en dos el pueblo que lleva su nombre, Saja (con su hayedo); su caudal, ya crecido, se enriquece, en seguida, con pequeños afluentes, cuyo ensanche ya se nota a su paso por el pequeño pueblo de El Tojo; enseguida desemboca en él su largo afluente el Argoza (que nace de la unión de dos pequeños ríos: el Hormigas y el de Las Fuentes), que procede de los Montes de Bárcena Mayor, antiguo y bello núcleo rural que le atraviesa (típicos y bellos son, también, los pueblos de toda Cabuérniga, con sus Casonas de piedra y madera) -a él se llega, por el camino a Correpoco –Ayuntamiento de Los Tojos.

Al llegar a Fresneda, su cuenca se irá ensanchando en el amplio valle de Cabuérniga, y pronto, pasará por el típico pueblo de Renedo, entre bajos montes y praderías; atravesará el valle, cada vez más amplio, en un discurrir tranquilo, recorriendo fértiles praderas (en llanuras aluviales) y plácidos pueblos -la autóctona vaca tudanca aun se ve por el valle). Pasando por Selores y Terán (con su castañeda), en Valle (capital del municipio) se deja a la izquierda la comunicación con el Nansa (a través de Carmona); a la derecha, en seguida, queda Sopeña (donde nació Manuel Llano, que tanto cantó a estas tierras).

En esta zona media de su cuenca, le limita, por el este, la Sierra del Escudo, y de ella recibe los ríos Viaña y Bayones; no lejos, se ha dejado a Ruente (con su largo puente en su manantial de la Fuentona ); sigue su curso, pasando por Barcenillas (rico, bello y restaurado pueblo, de indianos y jándalos, -donde se le une el río de su nombre), y dejando a la derecha la carretera que sube a Ucieda y a sus bosques, sigue hacia el puente de Santa Lucía –del antiguo ya queda poco-, donde la carretera, que baja paralela, se divide en dos: hacia Cabezón de la Sal y hacia Mazcuerras (el Saja pasa entre ambos pueblos -ahora ya, cada vez más contaminado, aunque todavía tenga un coto truchero, después de pasar Casar de Periedo); la Ruta de los Foramontanos, seguia, a la inversa, este camino. Pasa por Caranceja, Reocín (más contaminación), Quijas (con sus bellas Casonas), y llega a Puente San Miguel (con su vieja y famosa Casa de Juntas). A su paso por Torrelavega, se le unirá el Besaya, antes de desembocar, por en la Ría de San Martín de la Arena o de Suances, en el Cantábrico.

Barcena Mayor, a 40 min. del Albergue Paradiso, es un pueblo del municipio de los Tojos: su situación cercana al río, es la que ha puesto nombre al pueblo: Las Bárcenas son terrenos fértiles en las riveras.

Se dice que es el pueblo más antiguo de Cantabria. Fue declarado conjunto histórico-artístico en 1979 debido a su asombroso estado de conservación.Todo ello lo convierte en uno de los mejores ejemplos de la arquitectura rural de Cantabria, siendo uno de los pueblos más visitados de la región, ya no solo por su arquitectura, sino por su cultura gastronómica (cocido montañés o carnes de caza).

Una de las construcciones que nos recuerda la importancia que tenía la población antaño es la calzada romana, que unía Campoo con el Portus Blendium atravesando el puerto de Palombera. Calzada utilizada posteriormente, tanto en la repoblación como en la Reconquista, cuando aquellos valientes Foramontanos fueron a labrar las tierras castellanas.

Se recomienda al visitante pasearse por sus callejuelas formadas por casas y casonas de los siglos XVII-XVIII en su mayoría, descubriendo así su carácter montañés. En un corto recorrido por sus dos calles principales, disfrutaremos de casonas de piedra con grandes solanas, normalmente ornamentadas con flores, orientados al sur para aprovechar el sol. Veremos zaguanes, lavaderos, hornos de pan, pajares, establos… mientras los campanos de las vacas tudancas resuenan en los robustos muros amenizando con su “tolon tolon” el paseo.

Dará en su recorrido con la iglesia de Santa María, del siglo XVII, donde destaca el retablo barroco-decorativo del XVIII. Deténgase para disfrutar del trabajo de la madera de los grandes artesanos que tenemos en Cantabria, ya no sólo en el trabajo de balcones y aleros, sino en aquellos elementos que forman parte de la etnografía de la comarca, tales como las albarcas, las cachavas, los cubiertos y todo aquello que pase por la imaginación del maestro artesano.

Para los amantes del senderismo será un buen punto de partida para numerosas incursiones en el medio natural, como la subida hasta la ermita o al puerto de Palombera, el agradable paseo hasta el antiguo área de acampada de Barcena, el Llano Castrillo, u otros de los muchos senderos.

barcena Mayor

El Valle de Cabuérniga, a 30 min. del Albergue Paradiso, es una impresionante reserva verde que alberga infinidad de secretos.

Formado por los Ayuntamientos de Ruente, Cabuérniga y Los Tojos, ofrece al visitante multitud de atractivos: desde pequeños pueblos sembrados de centenarias casas de piedra y madera hasta una cuidada gastronomía, entre la que cabe destacar el cocido montañés o el venado estofado; desde inmensos robledales y hayedos hasta fauna de gran interés cinegético (caza) como ciervos o jabalíes; desde rutas a pie por la Reserva Nacional del Saja hasta increíbles vistas como las del Mirador de la Cardosa o la Asomada del Rivero. Todo ello en un entorno completamente natural y de gran belleza.

En Cabuérniga encontramos buenos ejemplos de arquitectura rural montañesa, destacando el de Carmona como el mejor del municipio y uno de los más bellos y mejor conservados de toda Cantabria.

El pueblo de Carmona ha sido declarado conjunto histórico artístico. A medio camino entre el Nansa y el Saja, sus agrupaciones de casas típicas se mantienen inalteradas al paso del tiempo. Destaca el Palacio de los Mier, de estilo herreriano, una excelente muestra de las construcciones barrocas de la Cantabria hidalga.

A este palacio también se le conoce como de Rubín de Celis y actualmente es la llamada Venta de Carmona. Sobre los arcos presenta un gran escudo que pertenece a los Díaz de Cossío Calderón y Mier (actualmente es un Parador, el Parador de Carmona). El resto del caserío con sus calles y barrios está formado por edificaciones tradicionales cántabras con floreadas solanas y escudos heráldicos, manteniendo su ambiente de siglos pasados.

La iglesia parroquial de Carmona es del siglo XVI con portada resaltada. En su interior, interesante retablo del XVIII y relieve de la Virgen del Carmen. También hay dos ermitas, la de San Roque y la de San Antonio, de los siglos XVII y XVIII. De Carmona era Pedro Cossío y Celis que vivió en la ermita de las Lindes en lo alto del monte que domina la aldea. Escribió a finales del siglo XVII un libro sobre la historia de Cantabria.

También vivió en Carmona el escritor Manuel Llano, autor en los años de 30 de obras tan importantes como «Monteazor», «Dolor de Tierra Verde» o «La Braña», profundamente inspirado en nuestra región.

De menor extensión y entidad, pero también de gran belleza, son otros conjuntos típicos de Cabuérniga, como Valle, Renedo o Selores.A los atractivos naturales, paisajísticos y gastronómicos (como el cocido montañés), se unen la conservación de las tradiciones y las formas de vida.

El ganado tudanco permanece estabulado en los invernales, salvo en la temporada estival, que es conducido a los Puertos de Sejos. Al comienzo del otoño bajan los rebaños dando lugar a una fiesta, la «pasá» o desfile del ganado. El último sábado de Septiembre se celebra la «pasá» de Carmona en el que el ganado desfila engalanado.

Mención aparte merece la tradicional maestría de los habitantes de Cabuérniga con la madera, destancado la calidad de los carros, aperos y herramientas de labranza y sobre todo, sus afamadas albarcas, realizadas de forma totalmente artesanal.

Cabe destacar también la Fuentona de Ruente. Se trata de una surgencia natural catalogada como Punto de Interés Geológico que nace al pie de una pared de caliza. Lo destacable de esta fuente, es que no es tal fuente sino un río que nace ya con gran fuerza en cuanto a volumen de agua; además tiene la peculiaridad que muy de vez en cuando, deja de manar durante unas horas, reapareciendo posteriormente con la misma fuerza. No se ha llegado a una explicación satisfactoria para el fenómeno, aunque la tesis más válida podría ser un sistema de sifones que darían lugar a los descensos de caudal.

Fruto del extraño comportamiento del caudal han surgido infinidad de historias y leyendas en torno a La Fuentona. Alguna de ellas ha sido recogida por escritores como Manuel Llano y Juan Sierra Pando. Cuenta la leyenda que en el interior de la gruta vive una anjana que guarda el tesoro de los templarios……

valle de cabuerniga

El bosque de Ucieda se encuentra integrado en un extensísimo monte comunal. Sus grandes dimensiones, su desarrollo altitudinal continuo entre los trescientos y los setecientos metros, y pequeñas variaciones de orientación permiten una mayor diversidad que en otros bosques.

Uno de los grandes atractivos de esta zona viene dado por el paraje en el que se encuentra, incluido en el Parque Natural Saja-Besaya, donde habita una variada fauna. Es por ello que en este territorio son habituales las acampadas y la práctica del senderismo, fundamentalmente por los montes de esta localidad. En el terreno deportivo, además de lo mencionado, existe gran afición al deporte vernáculo de los bolos.

En el patrimonio histórico-artístico de Ucieda cabe reseñar la iglesia parroquial de San Julián, del siglo XVIII; el humilladero con cruz de madera, del siglo XIX; y la capilla del Moral, del siglo XVII. En lo referente a la arquitectura civil destaca la casa del Monte, en la que se pueden contemplar las características de las típicas casonas de la región.

La sal es la única roca mineral comestible por el humano y es posiblemente el condimento más antiguo empleado por el hombre. La sal representa desde tiempos inmemoriales una forma de vida y de economía para este pueblo. Ya Estrabón, el historiador griego del siglo I a.c., habla de la salinas del norte de hispania diciendo que “su sal es púrpura pero blanca una vez molida”; algunos historiadores como García y Bellido, dicen que alude a la sal de las minas de Cabezón.

Cabezón de la Sal, a 20 min. del Albergue Paradiso, se encuentra asentado sobre un gran yacimiento salino (diapiro salino) antaño explotado mediante la inyección en él de grandes cantidades de agua.

Al salir ese agua del subsuelo salía con sal y posteriormente se separaba del agua calentándose al fuego para su evaporación y decantación. Es a partir del siglo X cuando empezamos a tener muchas noticias de la explotación minera en Cabezón de la Sal, documentado en ese siglo en Carrejo y Vernejo. En el casco urbano de Cabezón de la Sal hay un punto de interés geomorfológico llamado los «Hundimientos de Cabezón de la Sal»; al ser una localidad donde se han explotado yacimientos de sal durante siglos, se han producido estos hundimientos en antigüos edificios del pueblo.Cabezón tiene en 2008, 8.234 habitantes repartidos entre los diversas localidades del municipio (Bustablado, Cabezón de la Sal, Cabrojo, Carrejo, Casar, Duña, Ontoria, Periedo, Vernejo, Virgen de la Peña).

En Cabezón de la Sal podemos encontrar un bosque de sequoyas. Monumento Natural de dela Secuoyas del Monte Cabezón.La parcela, de 2,5 Has de superficie, está compuesta por 848 pies de Sequioa sempervirens y 25 pies de Pinus radiata. Se incluye en el paraje de Monte de las Navas (entre Cabezón de la Sal y Comillas) perteneciente al municipio de Cabezón de la Sal, con acceso desde la carretera S-484 (Cabezón de la Sal-Comillas), sobre el trazado de la Autovía del Cantábrico.

Es merecida también la visita al Poblado Cántabro de Cabezón de la Sal. Allí, en la cumbre conocida como El Picu la Torre, tras la protección de grandes murallas de piedra y otras obras defensivas, veremos las casas y los enseres del poblado. Asentadas sobre aterrazamientos en la ladera, las viviendas, de planta circular y cuadrangular, se han construido a tamaño real según los datos de diversas investigaciones arqueológicas. Sus gruesas y pendientes techumbres de brezos y escobas, con el aspecto de las casas de un cuento, nos ponen ante el tipo de hogares en que vivieron los cántabros y otros muchos antiguos europeos.

Un recorrido por el interior de estas casas, sentándonos junto al fuego de sus cocinas, rodeados por el telar, las cerámicas de cocina y almacén, los aperos de labranza, el armamento etc. nos transportará a diferentes momentos, desde fines de la Edad del Bronce (hacia el s.VIII a. C.), pasando por algunas fases de la posterior Edad del Hierro hasta la aparición de los cántabros plenamente históricos que lucharían contra las legiones romanas en tiempos del emperador Augusto.

Actualmente se está desarrollando un Programa de Talleres Infantiles en el Poblado Cántabro donde niños y niñas de todas las edades podrán aprender a hacer cabañitas de barro y paja o a tejer en un telar, acercándonos así, al modo de vida de los antiguos cántabros.El Museo de la Naturaleza de Carrejo es un lugar muy interesante para conocer ela Naturaleza de Cantabria; pretende ser un referente cultural de la región, vivo y participativo, que genere preguntas en los visitantes, que asombre, que estimule y que cree un vínculo afectivo entre los visitantes y la Naturaleza de Cantabria.

Estamos en la zona del cocido montañés, con su generoso compango, el guiso más popular de la región que podremos degustar en tabernas y mesones de Bárcena Mayor, Valle, Ruente, Ucieda, Carmona, Cos… Siempre acompañado de alubias rojas estofadas, de buenas viandas de la zona, en particular carne de vaca Tudanca y, en época adecuada, de buenas piezas de caza. También esta comarca, recorrida por uno de los ríos más emblemáticos de Cantabria (Saja), es el lugar ideal para degustar la trucha y el salmón.