Conducir de forma eficiente un coche eléctrico

En nuestra aventura en coche eléctrico desde el albergue Paradiso (Suances, Cantabria) a Amsterdam (Países Bajos), pasando por Francia y Bélgica así como participando en diferentes ecorralies por la región asturiana, hemos adquirido una experiencia que nos gustaría compartir con todos los usuarios de coches eléctricos e interesados en la movilidad sostenible. De este modo, podréis conducir de forma eficiente un coche eléctrico.
consejos para conducir un coche eléctrico y tiempos de carga en viajes largos
A continuación os daremos los siguientes consejos prácticos para una conducción eficiente:

Conducir de forma eficiente un coche eléctrico en la autopista.

Al contrario que los modelos térmicos, los coches eléctricos gastan menos en ciudad y más en carretera y autopista. En áreas urbanas, circulando entre calles y semáforos, resultan especialmente eficientes y es muy improbable agotar la batería, aunque se estuviera todo el día rodando. Y cuanto más congestionado esté el tráfico, mejor.
En cambio, en autopista la situación se invierte. Un coche eléctrico es muy sensible a la velocidad y rodar a 120 km/h sostenidos provoca una descarga acelerada de la batería. Una medida de precaución recomendable sería reducir la velocidad a 100 km/h. En las carreteras secundarias, con limitación genérica a 90 km/h, la variable principal será el desnivel del terreno: en vías llanas, rodando a ritmos constantes, se podrá conseguir también una buena eficiencia (aproximadamente, dos kilómetros reales por cada uno que baje la autonomía).
En autovía, nuestra recomendación es utilizar el control de velocidad y no pasar de 90-100 km/h o intentar no superar los 20 KW/h.
Según los ingenieros, el mejor escenario para un coche eléctrico es la ciudad y las carreteras llanas en las que se ruede de forma constante a unos 70 km/h.

Modo de conducción.

El modo de conducción Eco limita la potencia, pero permiten ganar en autonomía. Te permite ahorrar y acumular energía y su uso es muy recomendable en ciudad o carretera.

Cuidado con la aceleración.

Una de las particularidades de los coches eléctricos, es que entregan todo su poder desde cero. Son diferentes de los vehículos de combustión interna que proporcionan una amplia gama de velocidades, de acuerdo con las revoluciones que alcanza progresivamente el motor. Esto hace que, inclusive los mejores deportivos a gasolina o diésel, sean sobrepasados durante los primeros metros de recorrido por un coche eléctrico. Así es que nuestra primera recomendación para conducir de manera eficiente un coche eléctrico es: ¡cuidado con el acelerador!
Es recomendable salir de los semáforos con progresividad, ganando velocidad poco a poco, sin acelerones bruscos. Así podrás conducir tu coche eléctrico de forma eficiente y también segura.

Aprender a frenar y desacelerar.

Los coches eléctricos están equipados con sistemas de recuperación de energía. Estos sistemas cargan la batería, invirtiendo el funcionamiento del motor, convirtiéndolo en generador durante las fases de desaceleración.
Al desacelerar y frenar los eléctricos recuperan pequeñas cantidades de energía, transformando el movimiento en electricidad para alimentar la batería. Esta función no está pensada para recargar las baterías (haría falta un descenso de centenares de kilómetros) pero bien aprovechada, ayuda a ralentizar el descenso de la autonomía.
Nuestra recomendación: en caso de frenar, procura hacerlo de forma prolongada, por lo que es muy importante estar atento al tránsito y prever los movimientos siguientes. Una opción es usar el control de velocidad desde el volante asegurándote que aceleras de poco a poco y sin pasarte. Del mismo modo, ir reduciendo la velocidad con control en las subidas para luego aumentarla en las bajadas. En nuestro viaje a Amsterdam, procurábamos por las autovías no acelerar por encima de los 20 KW/h en las ligeras subidas e intentábamos bajar de 10 KW/h en las bajadas siempre sin descender nuestra velocidad de crucero por debajo del límite de 80 km/h permitido en autovía.

Desplazamiento a vela o sin acelerar.

Como si se planeara sobre el asfalto, el coche eléctrico puede mantener la inercia de la marcha durante muchos más metros que los vehículos convencionales, porque tienen un menor rozamiento. Si utilizamos correctamente la velocidad crucero, la carga de regeneración que se realiza en las ruedas puede igualarse a la demanda de energía del motor y el consumo puede llegar al 0%.

Planificar los viajes de acuerdo con la autonomía.

Con una autonomía de 200 kilómetros, y si tenemos en cuenta que el conductor medio español recorre 63 kilómetros diarios, este tema parecería no ser un problema. Sin embargo, a la hora de emprender viajes largos, la recomendación es planificar el viaje y establecer antes de partir los puntos en los que se puede recargar. Si vamos a realizar distancias largas, saber si rodaremos en autovía o carreteras nacionales. En Francia, por ejemplo, las autovías son muy rectas y muy llanas por lo que la capacidad de recuperación de carga con la frenada se verá ampliamente mermada. Sin embargo, por carreteras nacionales con subidas y bajadas, además de ir a una velocidad máxima de 90 km/h tendremos recuperaciones de carga mayores por frenada.
En nuestro viaje por Francia calculamos mal nuestra autonomía por este motivo: fuimos a 90-100 km/h y por autovías prácticamente llanas por lo que nuestro BMW I3 vio mermada su autonomía real en mucho siendo arriesgado pasar de los 140-150 km/h por lo que pudiera pasar con el punto de carga programado.

El bajo centro de gravedad, una gran ventaja.

Los coches eléctricos alojan las baterías bajo el habitáculo, en el suelo. Esto hace que el centro de gravedad del coche sea inusualmente bajo. El coche eléctrico resulta mucho más dinámico y con menor inercia. Esto se nota especialmente al tomar curvas a gran velocidad, o al momento de frenar. En situaciones de riesgo, el vehículo ofrece opciones predecibles, lo que lo hace muy seguro.

Utilizar el climatizador de forma inteligente.

Los coches eléctricos permiten activar el sistema de aire acondicionado, mientras se está cargando la batería. Esto permite que desde el mismo momento en que abordamos el coche, la temperatura en el interior sea óptima, y no necesitemos consumir energía de la batería recién cargada durante un buen periodo de tiempo. Esto lo hacíamos en nuestro viaje a Amsterdam cada vez que cargábamos. La verdad es que se agradecía un montón, sobre todo los asientos calefactados ya que salimos en pleno diciembre con temperaturas bajo cero normalmente. De todas formas, íbamos equipados con chaquetas y mantas para evitar consumir más de lo preciso por no saber que nos esperaba en el punto de carga programado (que contaremos en otro artículo). Fue bastante tercermundista pero la aventura lo demandaba.

El tiempo de carga.

Esto, por supuesto es factor muy importante a tener en cuenta a la hora de planificar las actividades diarias o un viaje largo. La carga total de la batería puede durar entre 1h y 10h en función del tipo de carga y la capacidad de almacenamiento de la batería. También la eficiencia de la batería durante la conducción puede verse afectadas según qué modelos de coches eléctricos bajando por tanto el rendimiento en la eficiencia (esto también lo abordaremos en otro artículo pero nuestro BMW I3 tiene una batería climatizada por lo que la velocidad de carga no nos afectó en el trayecto).

Neumáticos.

Conviene inflar los neumáticos al máximo de presión recomendada por el fabricante, para reducir la superficie de contacto con el pavimento, lo que te permitirá ahorrar hasta un 3% de su consumo.